Un año más la primavera poco a poco se acerca, los días se alargan, la temperatura sube, la vida empieza desperezarse. La primera muestra de esto, por lo menos para mi, es ver como van floreciendo los árboles, los almendros y cerezos son de los más valientes.
Así que después de unos días de altas temperaturas, este fin de semana me he acercado a mi almendro a cumplir un ritual que inicie en 2010 y continué en 2011.
La fecha tiene poca diferencia con la de años anteriores, el mayor cambio es que en esta ocasión el fondo en vez de ser verde hierba fresca es marrón de hierba seca. Es el problema de este invierno tan horroroso que estamos viviendo en Madrid.